jueves, 25 de septiembre de 2008

Los amigos de la esfinge


Unos árboles no quieren que me separe de ellos

dicen que pertenezco al bosque


Me aplauden los pensamientos cuando no puedo recitarles

ellos se alargan al escuchar

derraman su oro para gratificarme

para servir al vaivén de la rueda


Sé también que en rincones oscuros del bosque

esperan diminutas alejandras

recogiendo castañas alucinógenas


Hay ciertas palabras perdidas en la hojarasca

si sigues su hilo de renacimiento y muerte

encontrarás un poema sobre el cambio


Permanezco aquí a pesar del frío

en mi puesto de vigía de la tarde


Estoy abierta al mundo del sonido


Vigilo como una estatua sin brazos

a la que nadie reconoce su belleza.