sábado, 28 de junio de 2008

Babilonia

Una pregunta pende del labio:

¿para qué erigir urbes de hielo?


Subir rascacielos y colgar espejos

mientras en una covacha se esconden el hombre y su perro

en una esquina se encuentran las manos trémulas del tabaco

en un sitio eriazo hacen el amor dos adolescentes sin mirarse

en los andenes imantados del apuro

yacen los pies llagados dentro de las calcetas


Ya no tiemblan las rodillas frente a la belleza

y la belleza no quiere ocupar el sitio del escupo


Nadie acude a la apertura teatral de los portones


En las anchas alamedas la gente pasea olfateando el tatuaje del vecino


Hay expeditas vías de contacto mas el saludo se congela al llegar a los labios

el ojo se suicida ante el corte pasado de moda


Es una vergüenza llevar la frente sudada por trabajo

es una tragedia andar con el hijo de la mano


¿Para qué erigir ciudades?

en medio de ellas

el Mausoleo del Hombre

cobra su tributo


Una identidad de espectro funda la capital

un presagio de muerto sobrepuesto a otro muerto.

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